Práctica político-mediática que viene de muy atrás en el tiempo. Consiste en generar una acción que, por su impacto, cause una fuerte impresión mediática y haga que todos los reflectores se concentren ahí. Se utiliza para afianzar el poder. O también para desviar la atención. Es como decir, llegado a la nueva gestión: “¡Aquí mando yo… y al que no le guste, pues ya sabe a qué se atiene!”
¿Qué fin tiene hoy el anuncio de la orden de aprehensión en contra del dueño de Altos Hornos de México (AHMSA), así como de Emilio Lozoya, exdirector de Pemex en el sexenio de Peña? ¿Qué no existía un pacto con la administración anterior?
De vieja memoria está el caso, por ejemplo, de Joaquín Hernández Galicia, alias La Quina, líder del sindicato de Pemex, quien fue aprehendido con lujo de fuerza y ostentación armada al inicio del sexenio de Salinas de Gortari. Quien era considerado un “intocable”, mostró que el nuevo poder ya había cambiado las cosas.
Otra más fue el caso de la detención de la lideresa del sindicato de maestros (SNTE) durante la gestión de Peña Nieto, acusada de lavar dinero y desviar fondos del sindicato, entre otras cosas, para exhibir propiedades millonarias en San Diego, California. Una muestra de la corrupción de la lideresa, justo en el sexenio de la corrupción ampliada.
Y una más antigua: cuentan que en el sexenio de Miguel Alemán (1946-1952), el líder de los petroleros solicitó un aumento de salarios del 35%. Al ser denegado por el gobierno, convocó a un paro, mismo que se declaró ilegal. En el acto, Miguel Alemán requisó la empresa y ordenó al ejército atender el suministro de combustibles. Cuando por fin regresaron a la mesa de negociaciones, el líder accedió en todo a lo que el gobierno de Alemán estipuló, y desde luego el aumento de salarios no llegó ni al 10%. Mucho tiempo después de concluido el sexenio alemanista, en una reunión social coincidieron el líder sindical de aquel entonces y el expresidente Alemán. Al platicar del episodio, el exlíder le dijo al expresidente: “No era para tanto Lic…. Sólo lo estábamos calando.” La respuesta de Alemán fue contundente: “Pues me calaron, y supieron quién manda, eh?”
En todos los ejemplos, el presidente en cuestión salió fortalecido y el impacto que produjo su acción sirvió para calmar las aguas políticas, por sí había dudas de quien se encontraba al frente.
Decir que lo de AHMSA y Lozoya es un golpe de poder de AMLO resulta un tanto eufemístico. Si consideramos las acciones que viene realizando el tabasqueño, todas confirman que el golpe de poder está presente, incluso desde antes de asumir el cargo: cancelar el NAIM, iniciar Santa Lucia, Dos Bocas y Tren Maya, entre las más sonadas.
Siendo esto así, tal parece que los poderes alternos -esos sí muy verdaderos- con los que debe negociar el presidente su propio poder son, en primer lugar, el narco, que extiende su poder a nivel nacional y, en segundo lugar, Donald Trump, quien ha mandado un ultimátum que a lo mejor nos resulta muy peligroso…