La toma de decisiones es un proceso complejo del cerebro, la cual consiste en elegir una opción entre las disponibles con el fin de resolver un problema.Tomar decisiones es una actividad cotidiana, donde estamos inmersos en diferentes contextos que nos obligan a valorar las condiciones para tomar decisiones más acertadas; pero estas decisiones, dependerán de las circunstancias, situaciones, metas, propósitos y resultados.
El exceso de información al cual estamos expuestos a través de los diversos canales de comunicación, hace que la toma de decisiones esté basada en experiencias emocionales, donde se involucra: análisis, categorización, juicios probabilísticos, construcción de alternativas y decisión.
NEUROHIPERCUBO realizó una investigación con herramientas de las neurociencias, con el fin de conocer los procesos mentales de los electores, usando la técnica electroencefalograma (EEG), que estudia el funcionamiento del sistema nervioso central, interpretando la actividad eléctrica de la corteza cerebral, la cual permitió conocer el impacto que genera la influencia de la saturación de información durante el momento de la toma de una decisión electoral.
Daniel Kahneman plantea dos sistemas por los cuales tomamos decisiones:
Sistema 1: Opera de manera automática, con poco o ningún esfuerzo, de forma rápida, es intuitivo, instantáneo y utiliza atajos para su funcionamiento.
Sistema 2: Centra la atención a las actividades mentales esforzadas que lo demandan, incluidos los cálculos complejos, requiere esfuerzo, presta atención, racional, deliberativo, utiliza reglas para evaluar las situaciones.
El estudio realizado partió de la hipótesis:
Entre mayor información tenga el cerebro para procesar, mas relacionará su decisión con emociones y sensaciones de forma rápida, sin esfuerzos y de manera inconsciente.
La muestra seleccionada fue de 120 ciudadanos mexicanos, de 18 a 65 años, 58 hombres, 62 mujeres, representando los diversos contextos económicos, políticos, y sociales de la ciudadanía en general, con la finalidad de recabar valoraciones plurales.
A los ciudadanos seleccionados, se les saturó por medio de diferentes canales de comunicación sobre el acontecer económico, político y social que viven día a día, (spots, internet, campañas políticas, redes sociales, comentarios, publicidad, rumores, encuestas, prensa nacional e internacional), con el fin de ejemplificar el impacto al que están expuestos, y así, a través del electroencefalograma (EEG), se analizaron, seis métricas cognitivas: estrés, compromiso, interés, excitación, enfoque y relajación; y las variables: voto y tiempo.
Estos fueron los resultados de la investigación:
Estrés: ¿Qué tan incómodo se sintió el participante al tomar una decisión? En una escala de 0 a 100, donde 100 es el número más alto de estrés, el promedio de los participantes fue de 60.16.
Compromiso: ¿Qué tan inmerso se encontraba el participante cuando estaban tomando la decisión? 75.58 fue el nivel promedio de los participantes.
Interés: Si le gustó o No le gustó tomar la decisión al participante, de aquí se obtuvo que un 58.25, sí le gustó.
Excitación: Midió el nivel de excitación emocional que tenía el participante a la hora de tomar la decisión. El promedio de los participantes fue de 42.35.
Enfoque: ¿Qué tan inmerso se encontraba el participante en sus procesos mentales cuando estaba tomando la decisión? 56.25 fue el nivel promedio de los participantes.
Relajación: Midió la capacidad del participante, de alcanzar un estado mental tranquilo cuando tomaba la decisión. El promedio de los participantes fue de 33.41.
Voto: De los 120 participantes, solo el 58% (70 ciudadanos) tomaron la decisión de votar, y 42% (50 ciudadanos) anularon su voto.
Tiempo: 11 segundos fue el tiempo más corto en tomar una decisión electoral y 56 segundos el tiempo más largo. La toma de decisión promedio se realizó en 28.2 segundos.
La investigación realizada determina que es lo que sucede cuando un ciudadano va a tomar una decisión electoral:
Cuando un mensaje llega al cerebro de los ciudadanos, este pasó por varios filtros externos (la saturación a la que estuvo expuesto), cuando estos mensajes ingresan a cerebro ya fueron modificados por esos filtros, o sea el mensaje puro no llega en un cien por ciento.
El ciudadano activa las habilidades cognitivas, los sistemas sensoriales, las emociones, la motivación y sobre todo el inconsciente para adaptar los mensajes en función de sus procesos mentales para la obtención de información.
El cerebro no interpreta los mensajes como salieron del emisor ni tampoco en la forma que emergieron de los filtros, el cerebro decodifica en base a sus propios códigos, los lee a través de sus experiencias, de lo que ha aprendido a lo largo de la vida. Los mensajes no permanecen idénticos, tras su decodificación estos son elaborados en base a la información obtenida y esto provoca que se produzcan juicios,que son realizados al contacto con la información, o basados en la memoria de la información archivada.
Las decisiones electorales están formadas por los componentes, razón, emoción e instinto. Esto nos habla que existe una discrepancia entre como creemos que tomamos decisiones y cómo las tomamos realmente.
Al final la decisión de voto se descarta, se corrige o se confirma. Este proceso complejo ocurrió en un promedio de 36.5 segundos para los que votaron y 16.6 segundos para los que anularon el voto.
Está investigación es un preámbulo para predecir la intención del voto a través de conocer cómo nuestro cerebro toma decisiones. Sin duda la clave de la decisión de voto está en el cerebro humano.