Por: Hervey Arteaga
Vivimos en tiempos de cambio e incertidumbre donde la conexión digital está en todo. En este momento, probablemente estas leyendo esto desde un smartphone, y te apuesto que no te has puesto a pensar que tienes en tus manos una de las mayores herramientas de conectividad que hayamos imaginado… compramos lo que sea, pedimos comida, podemos crear una empresa, conocemos personas, nos transportamos, aprendemos, hacemos negocios, realizamos pagos, jugamos, interactuamos con nuestra familia o amigos.
Todo disponible desde la palma de nuestra mano, pero, imaginemos cuando se inventó la radio, el teléfono o la televisión, ¿qué habrán pensado sus inventores?, aunque algunos descubrimientos fueron accidentes, la clave de sus invenciones es la: ANTICIPACIÓN, poder anticiparse a lo que vine.
Hace poco leí que:
”En tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe.”
Si en este momento, te pidiera que te anticiparas en relación al tema de conectividad, ¿qué pensarías? Lleva a una potencia más la conectividad, ¿qué imaginas? La respuesta es BCI Interfaz Cerebro Computadora… todo conectado desde nuestro cerebro.
“Un enlace de comunicación directa entre el cerebro y un dispositivo externo”.
Una BCI (interfaz cerebro-computadora) es una tecnología que envía y recibe señales entre el cerebro y un dispositivo externo. Las BCI recopilan e interpretan las señales cerebrales y luego las transmiten a una máquina conectada que emite comandos asociados con las señales cerebrales recibidas.
¡Conectividad cerebral! Imagina que con un solo pensamiento, pides comida, realizas una compra por internet, prendes las luces de tu casa, escribes o emites comandos de navegación para ir a cualquier lugar; imagina potencializar tus capacidades cognitivas, manejar tu auto, realizar un chequeo de tus signos vitales; personas con discapacidad motora podrían utilizar su actividad cerebral para controlar objetos en su entorno y comunicarse. Esto suena a un capitulo de Black Mirror o a un futuro lejano, pero no, esto ya está aquí.
Nuestros cerebros están llenos de células llamadas neuronas. Cada vez que pensamos, nos movemos, sentimos o recordamos algo, nuestras neuronas están trabajando. Ese trabajo se lleva a cabo mediante señales bioquímicas y eléctricas. Los científicos pueden detectar esas señales e interpretar lo que significan mediante el uso de la tecnología de electroencefalografía (EEG). El EEG puede leer señales del cerebro humano y enviarlas a amplificadores. Luego, las señales amplificadas son interpretadas por un programa informático BCI que utiliza las señales para controlar un dispositivo.
Está tecnología permite la comunicación directa entre el cerebro y un dispositivo externo, a menudo para controlar su actividad. Los BCI leen señales del cerebro y usan algoritmos de aprendizaje automático para traducir las señales en una acción externa. Aunque esto suena algo futurista, ya hay personas que lo están desarrollando, Elon Musk (Tesla, SpaceX), hace menos de un mes presentó su nueva empresa Neuralink, el reto es potenciar las capacidades cognitivas a través de la inteligencia artificial, “un lazo neuronal” que permita potenciar nuestras habilidades, trabajar con enfermedades y sobre todo incrementar nuestra conectividad.
Si lo que viene… o lo que ya está aquí es conectar nuestro cerebro, entonces podemos deducir, que pasamos de lo analógico a lo digital y en muy poco entraremos a lo neuronal.