Cuando nos formamos una impresión de algo, o de alguien, es importante reconocer que tenemos muy poca información fidedigna para emitir un criterio acertado, porque no sabemos si es suficiente y de calidad.
Una de las principales atribuciones de Daniel Kahneman (Premio Nobel de Economía) a la psicología económica, es la teoría de las perspectivas, que desarrolló con Amos Tversky, en la cual los individuos toman decisiones en entornos de incertidumbre, que se apartan de los principios básicos de la probabilidad, a los cuales llamaron: “atajos heuristicos”.
Los “atajos heurísticos” son “atajos mentales” que utilizamos para simplificar la solución de problemas cognitivos complejos, transformándolos en operaciones más sencillas.
La teoría de las perspectivas, también conocida como teoría de la aversión a las pérdidas, desarrolla la hipótesis de la utilidad esperada, el concepto de la “teoría económica de juegos”, afirma que las personas escogemos la alternativa que consideramos más útil, de entre las disponibles para afrontar una situación concreta.
La información no conductual y la comunicación no verbal, pueden ser mucho más reveladoras al momento de explicar la motivación individual, especialmente cuando las consideraciones morales dominan la decisión. Cuando existe incertidumbre con respecto a los resultados, tendemos a optar por las recompensas seguras a otras menos probables, aunque el valor de las primeras sea inferior.
Damos mayor importancia a las pérdidas reducidas, aunque sean improbables, que a las ganancias moderadas; esto se llama “aversión a las pérdidas”.
La perspectiva de pérdidas tiene un mayor impacto emocional, que la perspectiva de ganancias, porque percibimos la probabilidad de perjuicios como si fuera un 50/50, independiente de que sea mucho menor.
Kahneman afirma que las personas subestiman los resultados, que sólo son probables hasta el momento de compararlos cuando ya se obtienen, a esta tendencia la denomina “efecto certidumbre”.
Por otra parte, existe una aversión al riesgo en decisiones o elecciones que buscan ganancias seguras, sin embargo, se prefiere el riesgo cuando implican pérdidas seguras, ejemplo: “cuando haces una inversión en educación, obtienes conocimiento, pero económicamente es una pérdida”.
“Las personas actúan de forma racional, sometidas a restricciones de información”. Kahneman
En conclusión, un individuo prefiere evitar pérdidas que obtener ganancias, lo cual supone una asimetría en la toma de decisiones. Debido a nuestra aversión a las pérdidas, en caso de que se nos presenten dos alternativas equivalentes, de las cuales una esté formulada en términos de ganancias y otra de pérdidas, lo más probable es que optemos por evitar la segunda.