Resulta que una tubería de más de 1500 kilómetros trasladará gas de Rusia a Alemania. Un proyecto que desde su mera concepción ha causado muchos dolores de cabeza en Occidente. Vientos y amenazas de carácter político, económico y militar, sacudieron los cimientos de Washington y Bruselas. El proyecto “Nord Stream 2” deja en evidencia el contraste que existe entre los discursos oficiales que defienden el libre comercio y la “amistad” entre países, sobre todo cuando se trata de los discursos occidentales.
Este proyecto también es un ejemplo de cómo las sanciones de Estados Unidos no tienen límites en el mundo, que puede sancionar a sus socios cuando éstos se desvían de la amistad y la sociedad con Estados Unidos.
El Nord Stream 2 es un gasoducto que transportará gas de Rusia a Alemania por el mar Báltico y las zonas económicas exclusivas de algunos países nórdicos. El proyecto está financiado por la empresa de gas más grande de Rusia e inversionistas de Europa Occidental. El gasoducto duplicará el suministro de gas natural desde Rusia a Alemania.
Países como Ucrania, Polonia, Eslovaquia, Estonia, Letonia y Lituania y, desde luego, Estados Unidos, se oponen al programa. Los motivos de inconformidad son variados. Pero el argumento de fondo estriba en que el gasoducto es una estrategia de Rusia para presionar a Europa Occidental en el caso que desde Bruselas contradigan a Moscú.
La oposición a este proyecto también descansa en que en Europa existen otros gasoductos que suministran gas desde tiempos soviéticos de modo que el gas dejará de correr por aquellos países que permitían el tránsito de gas desde Moscú. Los países afectados cobran derecho por el tránsito de gas. He ahí el detalle. Es que algunos países dependen de los ingresos por ese concepto, como si se tratara ingresos petroleros.
El proyecto beneficia a Berlín y Alemania, pues con tarifas bajas por derecho de tránsito, habría más ingresos por cada metro cúbico de gas y los alemanes pagarían menos. En Occidente reaccionaron echando mano de aquellas armas que se usan en ocasiones como la presente. Desde cartas a las empresas involucradas hasta la amenaza de sanciones económicas. Desgraciadamente, 18 empresas se retiraron del Nord Stream 2.
Finalmente, la realidad de las cosas es que a causa de la contingencia sanitaria muchas empresas norteamericanas se quedaron con un exceso de gas para colocar en el mercado internacional. Pero no olvidemos que el gas americano es más caro que el ruso. Por eso los europeos prefieren el gas moscovita. Genio y figura. Actualmente el gasoducto presenta un avance del 100 %. Por lo que no debemos sorprendernos si en el corto plazo hay algún incremento de actividad en algunos gobiernos al tiempo que pueden aparecer medidas coercitivas y algunos aviones y submarinos en la región donde se realizan obras de construcción.