¿Has pensado cómo serán tus días cuando llegues a una edad en la que el declive físico y mental limiten tus posibilidades creativas y activas?
¿El futuro de tu vida y la de tus seres queridos, en este sentido, es ya para ti una preocupación real?
¿O, quizás tú te encuentras ya ante ligeros episodios de falta de atención, de olvidos involuntarios, de imposibilidades físicas leves, de una disminución lenta, pero progresiva, de tus facultades?
Probablemente has tenido experiencias cercanas de familiares y amigos que han transitado por este camino, ya sea ellos mismos o con parientes queridos. Quizás hayas visto la forma en que ese declive físico y mental deteriora poco a poco la salud y conduce a situaciones complejas para aceptar y manejar.
Te cuento esto porque la semana pasada vi la película The Father (El padre, 2020. Dirigida por Florian Zeller), con Anthony Hopkins y Olivia Colman. El filme relata cómo es que la pérdida progresiva de las facultades mentales del protagonista -un ingeniero independiente y resuelto que padece los estragos de su mayoría de edad- le priva de su modo de estar en “la realidad”, así como de su capacidad de interacción “sana” con los demás.
Poco a poco, ese deterioro progresivo le lleva a situaciones críticas de confusión con personas, situaciones y cosas, hasta el extremo de no saber quién es. De igual forma, los seres que le rodean, padecen los efectos negativos de la situación del padre: sorpresa, tristeza, incertidumbre, en suma, un dolor profundo y devastador.
Y lo peor de todo es que ese padre se ve como una persona activa, con recursos funcionales de acción e interacción. Desde luego, él no se ha dado cuenta de lo que le sucede porque considera -como es común en todos nosotros- que nuestra percepción individual de la realidad permanecerá inalterable toda la vida. Las sorpresas son cada vez mayores, al constatar que el mundo ya no es como lo veía, incluso el día anterior. Y para sus cercanos es un viejo maniático, necio y obstinado. Todo el infierno, desde donde se vea.
Un acierto en el filme es que los espectadores vamos viendo esa transformación del personaje desde su propio punto de vista, ya que la narrativa está centrada en el protagonista, lo que induce a ver y sentir de primera mano todo ese horizonte de confusiones y alteraciones de la realidad que vive, lo que suscita perplejidades crecientes.
Es la tragedia de la Enfermedad de Alzheimer. Cuando aparece, destruye todas las certidumbres y familiaridades que hayamos podido alcanzar en la vida. Desde luego, no hay que inferir que la enfermedad aparecerá progresivamente con el envejecimiento, pero sí hay que estar alertas a la posibilidad de aparición de una o varias de las denominadas “demencias”, causadas por la pérdida de memoria capaces de interferir en la vida diaria, y que surgirán tarde o temprano. Y tú, querido lector, ¿cómo te sientes hoy? En esta liga encontrarás información básica y muy útil en español: alz.org/national/documents/sp_brochure_basicsofalz.pdf.