¿Solo en San Valentín?

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Perla Nuñez

Pues en efecto, el día de los enamorados puede ser un día lleno de amor y dicha, pero de igual manera puede ser un día en que sintamos que no tenemos motivo para festejar y percibir de manera palpable la soledad. En particular este año es importante considerar las pérdidas por la pandemia, posiblemente sea el primer año sin la pareja o un amigo y no solo el 14 de febrero, si no todos los días conmemorativos, aniversarios o de convivencia familiar pueden traer a los recuerdos sentimientos de tristeza, duelo, desánimo, angustia.

Otro factor importante desencadenante de emociones desfavorables el día de los enamorados es que desde pequemos nos inculcan el modelo de la relación de pareja perfecta y modelo a seguir y al percibirnos sin pareja, podemos experimentar frustración y soledad. 

No estamos hablando de depresión en el día del amor y a la amistad, ya que la depresión es un trastorno que requiere mas de 15 días de diferentes síntomas como una profunda tristeza, pensamientos de muerte, insomnio, entre algunos y una sensación de incapacidad de salir de ella.

Somos seres sociables y tenemos diferentes formas de relacionarnos hay personas sociales y solitarias, la pandemia que seguimos viviendo y el aislamiento del que fuimos objeto y que nos obligó a vivir solos o distanciados de nuestra familia, amigos y compañeros de trabajo haciéndonos sentir solos, causó el interés en un grupo de investigadores estadounidenses que lograron medir, mediante imagenología por resonancia magnética la actividad cerebral de una persona social cuando piensa en si misma y en otros así como la actividad cerebral de personas solitarias al pensar en sí mismos o en otras personas, donde encontraron varios hallazgos, en primer lugar, nuestras relaciones sociales se van generando en redes como un árbol en el cerebro, mismas que se pueden mapear y acá viene lo interesante, en las personas sociables no hay prácticamente diferencia en la actividad del cerebro cuando piensa en sí misma que al pensar en otros, a diferencia de la actividad cerebral de las personas solitarias que es mucho más compleja y se pueden distinguir patrones de actividad diferentes cuando piensan en sí mismos que cuando piensan en los demás. 

Cuanto más sociable es una persona y más conexión tiene con personas a quienes considera importantes y cercanas, más se desarrolla el lóbulo frontal del cerebro”, explica la doctora neurocientífica Keren Ben-Itzhak. “Se trata de un área muy sofisticada exclusiva de los seres humanos y conocida por sus complejas capacidades”, agrega. En conclusión, la doctora Ben Yitzhak sugiere ser más optimista: “El compartir y contar sobre uno mismo, la sensación de que alguien está escuchando y comprendiendo nuestros sentimientos, son elementos de gran apoyo. Al final, nadie en el mundo puede saber lo que significa ser tú. Nadie puede saltar a tu conciencia ni conocer tu experiencia. Muchas personas que practican la meditación aprenden que la soledad es la naturaleza de la experiencia humana y que se puede lidiar con ella. A veces, en esta soledad, uno tiene incluso la oportunidad de estar consigo mismo, de escucharse y de darse el apoyo que necesita”.  Escribeme a perla@divulgacioncientifica.com.mx