Tambores de Guerra en tiempos de Omicrón “La indiferencia de Europa”  

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El 24 de febrero, el mundo amaneció con la noticia de la campaña militar de Rusia en Ucrania. Luego de varios meses de tenciones e incertidumbre respecto de una posible invasión, ésta, parece que se ha dado, según la opinión de Occidente. 

Los medios y los gobiernos occidentales dieron cuenta puntualmente de una agresión, de una invasión, de la violación de la soberanía de Ucrania por parte del Kremlin, sin  que haya motivo que justifique la agresión. Antes de la campaña militar, prácticamente toda Europa manifestó su apoyo en favor del pueblo ucraniano, principalmente en la defensa de su territorio y soberanía. En el artículo del mes pasado opinamos que Ucrania no es un miembro de la OTAN, que muy difícilmente Europa y Estados Unidos “meterían las manos al fuego” por un país no socio de la Alianza. En concreto, que Ucrania “no vale la pena” para que Occidente vaya a la guerra contra Rusia.

La indiferencia de Europa se hizo notar desde la Revolución del Maidàn, pues  desde el 2014,  Estados Unidos y Europa se han limitado a decretar sanciones económicas contra Rusia. En este caso, la reacción fue la misma. Hasta este momento, ningún soldado de la OTAN ha dado la cara en favor de Ucrania.

En efecto, dos días después de iniciada la campaña militar rusa el presidente ucraniano Zelenski declaró que pese a las declaraciones de la Alianza Atlántica, su país ha sido abandonado a merced de la “invasión” de Rusia. Es evidente que una incorporación de Ucrania a la OTAN, o un enfrentamiento abierto de sus tropas con el ejército ruso, definitivamente nos llevarían a un escenario de guerra entre Oriente y Occidente. Pero ese no es el punto. Lo que ocurre aquí es que los países occidentales se limitaron a “endulzarle el oído” a Zelenski y, al final del día, nada para Kiev.

Estados Unidos y la OTAN solo juegan provocando a Rusia a través de un tercero, como en tiempos de la Guerra Fría. La extensión de la OTAN en Oriente, a las puertas de Moscú, nunca será una realidad, no importa cómo o de quién se valga Occidente para esa tarea. He ahí los hechos.

Esta situación hace evidente la fractura de Europa. La OTAN se limita a seguir ciegamente las instrucciones de Estados Unidos. El avance y el crecimiento de la Alianza Atlántica, es el avance y el crecimiento de Estados Unidos. Nunca habrá un ejército esencialmente europeo que libere al Viejo Continente de la dirección del tío Sam.  Bueno, ni siquiera hubo unión en Europa cuando la crisis migratoria del 2015, tampoco la hubo en el año 2020 cuando inició la pandemia. En estos casos, Europa era como una “gallina sin cabeza corriendo por doquier”. No hay unidad en Europa, ni en su Unión.

En verdad, ¿Europa y Estados Unidos van a dar la cara por un país, cuyo destino no ha sido definido por su pueblo?