Los resultados de la oposición, sumados los electorales de las seis gubernaturas recientes, pueden tipificarse como el desastre total. Construido el fracaso desde mucho antes de 2018, hoy la oposición es solo un fantasma de sí misma. Son dos los ejes centrales de su aplastamiento: la falta de proyecto y la promoción de los intrascendentes.
Para ser oposición es requisito contar con un proyecto alternativo al ejecutado por el grupo en el poder. Articular y ofrecer un plan de acción distinto al que se lleva a cabo es la bandera más relevante de quien desee erigirse como “la oposición”. No es el caso, el McPRIAN (cajita feliz de hamburguesería que incluye cuatro partidos -MC, PRI, PAN y PRD- y algún juguete) carece de propuesta alguna salvo el regreso a un modelo caduco a nivel mundial.
El segundo elemento, clave para vociferar el plan de acción (que la oposición no tiene), son los liderazgos políticos, los personajes públicos, las mentes con credibilidad que sostienen y defienden una propuesta política. En la oposición a la mexicana dejaron esa tarea a los intrascendentes.
El más destacado de los intrascendentes es Claudio X. González, un hombre que solo tiene dinero. Un equis, como la inicial de su segundo nombre, carente de historia en la lucha política, de una obra político-intelectual con algo de credibilidad, de trabajo en territorio para un asomo de popularidad, de claridad respecto a su idea de país, vacío de un pensamiento profundo, visionario o estadista que le sirva –al menos- para ser escuchado con un mínimo de seriedad.
Monterrey nos regala dos intrascendentes: uno fosfornador, Samuel García, y el otro neoyorkino y mala copa presidente municipal, Colosio Jr. Ambos figurines de la red social de su preferencia que en cada intervención muestran su pobreza de ideas, lenguaje, imaginación, conciencia social, sensibilidad cultural, ignorancia de la realidad nacional. Efímeras estrellas de reality show incapaces de protagonizar un movimiento ciudadano.
El sur del país no se queda atrás y nos trae desde Campeche a Alejandro Moreno Cárdenas, alias “Alito”, con un florido lenguaje y fanático del cine, particularmente del que exhibe Cinépolis. La estrella reciente de las grabaciones de audio filtradas y, según investigaciones periodísticas, también fanático de los tratamientos de belleza es tan intrascendente como los dos acompañantes con guitarras del trío calaveras: Marko Cortés del Partido Acción Nacional (PAN) y Jesús Zambrano del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
La lista de los intrascendentes de la oposición, en los tres años recientes, es gigante y figuran personas de todas las esferas: Gustavo de Hoyos, Eugenio Derbez y los ambientalistas, Aguilar Camín y Enrique Krauze, la Organización de los Estados Americanos (OEA), Lily Téllez y más.
Todas y todos los que en su legítimo derecho disienten han sido incapaces de sostener en el tiempo un discurso relevante social y políticamente, una causa para cohesionar a las y los descontentos, un programa articulador de acciones territoriales para el cambio de rumbo anhelado pero desconocido.
Niveles más abajo de la élite decisoria están otros y otras que al abanderarse como oposicionistas solo logran exhibirse y exponenciar lo mismo que sus liderazgos: una absoluta falta de talento intelectual, programático y analítico adicional a su incapacidad de influencia en su micromundo.