escritora, mexicana, ignorante, se me ocurrió preguntar qué eran los queer y los no binarios. Reproduzco aquí una parte.
M. A ver, Rosa Ana, el no binario es el que no se identifica ni con hombres ni con mujeres, lo cual es una estupidez como una casa. Y quieren que les llamen de elle. Y lo queer es una ideología que dice que la opción sexual distinta es un derecho humano y afirma que sexo y género no tienen nada que ver, que el género es una construcción cultural y el sexo es algo biológico, lo cual es mentira.
C. Pues no estoy de acuerdo. Yo sí creo que son distintos. El sexo es la forma binaria en la que la especie humana divide entre los gametos masculinos y los femeninos. Es necesario para reproducirnos y así estamos divididos. Y el género es una construcción social plena. Lo estoy viviendo con mis hijos. La sociedad los está socializando de acuerdo a una perspectiva machista que viene del patriarcado, a pesar de como yo los intento educar.
M. Todo este fenómeno de los no binarios y el entusiasmo por lo trans y lo que ahora se llama incongruencia de género, está creando múltiples géneros y chorradas que al final lleva a la gente a hormonarse, a mutilarse, a operarse, y a explicar a los niños tonterías como que puedes ser mujer solo con tu pensamiento.
C. Totalmente. E insisto en que lo primero es saber diferenciar claramente entre sexo y género. Lo segundo, saber qué es una mujer. Estoy convencida de que cualquier otra definición que no sea que la mujer es la hembra adulta de la especie humana, es sexista. Es un tema candente. Yo he dejado de hablar con gente “amiga” por este tema. Incluso me han llamado terf.
Yo. ¿Qué es terf?
C. Trans exclusive radical feminist.
M. Ahora está todo polarizado porque a la élite política le interesa tener a la gente segregada en nichos de votantes. La izquierda ha perdido al trabajador, al obrero, ya no quiere hacer la revolución y va por lo identitario: mujeres, feministas, gays, trans. Y eso apela a los sentimientos, al no ofender, pero la gente está cada vez más harta de lo inclusivo.
Yo. ¡Sí! En aras de la “inclusividad”, ahora vemos aristócratas del siglo XVIII negros, super héroes latinos, galanes asiáticos. Si esto hubiera pasado hace cinco años, habríamos creído en la apertura de mente de las plataformas que lo promueven. Pero hoy sabemos que es solo otra manifestación de una corrección política furiosa que por un lado genera dinero, y por el otro se ha convertido en una mordaza. Nadie puede decir lo que piensa por temor al linchamiento en las redes. Es el otro extremo del péndulo. Asqueroso.
C. Exacto. Yo creo que estamos viviendo una exaltación de la personalidad histriónica, de la lucha porque cada etiqueta cobre su cuota de protagonismo. Entonces hay que respetarlo todo. ¡Pues no! ¡Yo no me voy a callar la boca de lo que pienso!
M. A mí lo que me impresiona es que en un mundo de adultos, no se pueda hablar de según qué cosas. Yo puedo hablar con cualquier, aunque pertenezca a VOX. Es que creo que hablando, podremos llegar a alguna solución. Lo que me preocupa es que al final se va a venir una homofobia, una misoginia, un derechismo y un conservadurismo que agárrense. Que no sé si nos hace falta, ¿eh? Porque se nos está yendo mucho la olla.
Yo. No. Ni madres. El derechismo y el conservadurismo nunca hacen falta.