Por: Miguel Basañez
En el horizonte político de México, el 2024 se presenta como un año clave en la historia democrática del país. Por primera vez, dos mujeres lideran las principales fuerzas políticas en la contienda por la presidencia de la República: Xóchitl Gálvez, representante del Frente Amplio por México, y Claudia Sheinbaum, quien se postula por Morena. Sin embargo, a pesar de este avance en la participación de mujeres en la política, no podemos pasar por alto las sombras que han envuelto el proceso de elección de la candidata de Morena.
La nominación de Claudia Sheinbaum como candidata presidencial de Morena ha sido objeto de controversia y crítica desde el principio. El partido de Morena, fundado por el actual presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se enorgullece de ser un partido que promueve la democracia y la participación ciudadana. Sin embargo, en este proceso de selección, la sombra del “dedazo” ha oscurecido su imagen.
El famoso “dedazo”, fue una práctica utilizada en México durante décadas, en este momento histórico de México, nuevamente aparece esta antigua usanza, la cual ha empañado la nominación de Sheinbaum y ha dejado dudas sobre si realmente se respetaron los principios democráticos dentro de Morena. Esto plantea preocupaciones legítimas sobre la integridad del proceso y la autonomía del partido en la elección de su candidato presidencial.
La candidatura de Sheinbaum se presentó como el resultado de una encuesta interna realizada por Morena para definir al candidato presidencial. Sin embargo, muchos observadores y miembros del partido han expresado dudas sobre la transparencia y legitimidad de esta encuesta. Se ha argumentado que, en lugar de una verdadera consulta democrática, el proceso pareció estar influenciado en gran medida por López Obrador.
Uno de los principales argumentos de quienes critican este proceso es que Claudia Sheinbaum, en su papel como jefa de gobierno de la Ciudad de México, estaba en una posición privilegiada para utilizar los recursos gubernamentales y la visibilidad mediática a su favor. Además, la encuesta en sí misma ha sido objeto de escrutinio, ya que los detalles sobre su metodología y los resultados específicos no se han hecho completamente públicos
En este marco, la reacción de Marcelo Ebrard, señalando las irregularidades en el proceso de elección de la Coordinadora de la 4T, han puesto en tela de juicio la transparencia en el proceso democrático del partido en el gobierno, como ya lo comentamos.
Ebrard, aseguró, en conferencia de prensa este 11 de septiembre, que formará un nuevo partido político: “Movimiento Progresista” y que realizará una gira por toda la República Mexicana, además, lanzó un ultimátum a Morena, en el sentido de que si no se resuelve la impugnación que presentó ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) contra el proceso para seleccionar al coordinador de los Comités de la Cuarta Transformación, él se irá del partido.
Afirmó que: “No es un arrebato, es una convicción. Esperamos la respuesta de Morena; tiene que darla estos días. Si para su propio punto de vista todas las irregularidades que hemos presentado no ocurrieron, no pasó nada, pues entonces sí la decisión de su servidor sería no seguir participando, porque no apoyo esa conducta”. En ese sentido la decisión del ex canciller resulta importante por todo lo que puede poner en juego en la elección presidencial del 2024.
Por otro lado, Xóchitl Gálvez, quien representa al Frente Amplio por México, emerge como una candidata con un perfil político sólido y una larga trayectoria en la vida pública de México. Gálvez ha ocupado varios cargos políticos, incluyendo la jefatura delegacional de Miguel Hidalgo en la Ciudad de México y ha sido una defensora activa de los derechos indígenas, además de una consolidada empresaria.
El proceso de elección de Xóchitl Gálvez como candidata presidencial del Frente Amplio por México, que, aunque presentó una breve crisis con la dimisión de la priista Beatriz Paredes, se puede evaluar positivamente, se caracterizó por su apertura y pluralidad y el buen manejo tanto de la senadora Paredes como precandidata, así como de la ahora candidata por el FAM, la senadora Gálvez. Lo que contrasta notablemente con las críticas que ha enfrentado el proceso de Morena.
Esta elección en la que contienden dos mujeres nos pone en la mira internacional, no solo por la importancia que México tiene en el concierto de las naciones, sino porque hoy México, tradicionalmente considerado un país que no estaba preparado para una mujer en el cargo de máxima responsabilidad, como lo es la presidencia de la república, ha mostrado que ya está listo para ser gobernado por una mujer.
La ciudadanía eligió a Xóchitl Gálvez, el partido en el poder a Claudia Sheinbaum. Ante ellas se presenta una gran responsabilidad. Una gran tarea. Primero la de unir a la sociedad en su conjunto, hoy extremadamente polarizada, polarización resultado del estilo de gobernar de AMLO, quien ha creado obstáculos significativos para la gobernabilidad efectiva. La falta de diálogo constructivo entre el gobierno y la oposición. Además, ha dificultado la aprobación de reformas y la toma de decisiones consensuadas en el Congreso. Esto ha llevado a la parálisis legislativa en algunas ocasiones y ha ralentizado el progreso en áreas cruciales como la seguridad, la economía y la política social, la desinformación en las mañaneras, y un gran etcétera que acompaña a esta administración que nos ha dejado grandes vacíos.
Es por ello que esperamos de ellas una campaña poderosa, llena de propuestas inteligentes, de un análisis profundo de lo que realmente requiere México, de aquello que detone nuestro alto potencial y nos coloque en el lugar que merecemos como nación, que hasta hoy, su posibilidad, su poderío se ha visto mermado por la inseguridad, la corrupción.
Hoy está en sus manos el hacer una campaña única, señalar sin engaños y sin mentiras aquello que ha de cambiar. No en una transformación demagógica y estéril, sino en un verdadero cambio que nos conduzca a todos y todas a ese México que siempre hemos soñado. Al México que es promesa y realidad, visión y entrega, trabajo y esfuerzo. Este México, nuestro México necesita un gobierno que ame profundamente cada rincón y la posibilidad de cada ciudadano.
Será difícil ver a una Sheinbaum que decida comprometerse con la altísima responsabilidad que recién se le encomendó independiente de su creador. Sin embargo, observamos recientemente y de manera que preocupa y debe ponernos alertas desde la ciudadanía, que, en su último discurso, cuando le fue entregada la constancia como Coordinadora de la 4T, sus palabras emulaban a su maestro, disfrazando la realidad que atraviesa hoy nuestro país: inseguridad, falta de medicamentos, corrupción, destrucción de instituciones y en general la ineficacia de un gobierno que engaña. No hubo sorpresas en su discurso, solo repeticiones demagógicas y huecas, un discurso monótono, distante, casi aprendido de memoria y que no conecta con la ciudadanía.
Por su parte Xóchitl, ha hablado de la necesidad de unir a todas y todos los mexicanos como un acto irrenunciable de quien tomé el mando. El discurso de Gálvez es fresco, auténtico, presenta ante la ciudadanía con sus palabras y estilo personalísimo la renuncia a la vieja forma de hacer política. Habla coloquialmente, pero también sabe guardar las formas en los momentos indicados. Sonríe, brinca, salta, aplaude. Su imagen es mucho más genuina y creíble.
Dos mujeres con orígenes personales tan distintos, con personalidades diametralmente opuestas, una, Gálvez con carisma, la otra, Sheinbaum tocada por la vara mágica de su protector. Hemos de reconocer el trabajo de ambas, el esfuerzo de cada una para colocarse en donde están ahora. Son mujeres que ejercen el poder, cada una en forma distinta. Pero, en estas diferencias que las caracterizan, debe haber una coincidencia: la comprensión profunda de que el poder es para servir, el poder es para resolver los grandes temas de un país como México, el poder es responsabilidad, la gran responsabilidad de dirigir el destino de millones de mexicanas y mexicanos que estará en sus manos. ¡Esperemos sepan responder ante el tamaño de la encomienda!La elección presidencial de 2024 será un momento crucial para México, y los ciudadanos merecemos un proceso electoral justo y equitativo. Es responsabilidad de todos los partidos políticos, incluido Morena y de respeto del gobierno por las decisiones de la ciudadanía. Quien ha de garantizar que se respeten los principios democráticos que nos sustentan como nación.