Agua: un nuevo shock

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Gabriel Zaldivar

El agua es el nuevo tema de dominio en la agenda pública. Todas y todos discuten sobre el “drama” que es el abastecimiento de agua en la Zona Metropolitana del Valle de México y se preparan para la “guerra” por agua. Algunas personas hacen de la distribución del agua sesudas y angustiosas diatribas.

La campaña posee un “reloj” contando los días para que todos nos quedemos sin agua. Al momento de redactar estas líneas nos aproximamos a los 100 días antes de la sequedad total, en curiosa coincidencia con los tiempos de campaña y la fecha exacta de la emisión del voto ciudadano.

Los medios corporativos dedican la mayor parte de sus espacios informativos al Cutzamala, nueva estrella de los medios, a las pipas de agua y su industria de corrupción, a las familias que lavan poco, se bañan menos y acumulan trastos sucios en demasía. El apocalipsis del agua anunciando su llegada.

Dicho espectáculo mediático omite información sobre las concesiones de agua dadas a empresas como Coca Cola o Lala, cancela datos de la industria del agua embotellada que nos convierte en el país número uno del mundo en consumo de “botellitas” del preciado líquido, ignora las altas cuotas de pago por agua erogadas en municipios del Estado de México producto de concesionarios aventajados, excluye el acaparamiento de agua en el campo por cacicazgos y corporativos que dejan en la miseria hídrica a poblaciones enteras y pasa por alto aclarar que, en el caso del Valle de México, solo el 27% del agua de consumo proviene del sistema Cutzamala.

Con un poco más de elementos críticos, sabemos que las campañas mediáticas tienen múltiples explicaciones. El shock del agua no es excepción. La Doctrina del Shock (Naomi Klein) se cumple a pie juntillas. De fácil explicación y compleja comprensión, el trabajo de Klein está disponible en versión documental de acceso libre en YouTube y también en la venta de sus múltiples libros en idioma original y traducido al español.

Las estructuras corporativas de medios de comunicación, nacionales e internacionales, emiten información de “alarma” de manera repetida para generar en las audiencias un estado de crispación y zozobra. El estado de angustia aumenta la vulnerabilidad de las personas, que es útil para la adopción de discursos y narrativas que poco o nada tienen de verdad. En el continuado estado de shock las personas son manipulables para ejercer acciones diversas en favor de tales o cuales causas. El estado de ánimo social es capitalizado por intereses determinados e identificables.

Esto es un resumen de La Doctrina del Shock de brevedad necesaria para las condiciones demandas por el espacio disponible en esta publicación. Su estudio profundo tiene centenares de variantes y detalles que no se deben perder de vista y a las cuales invitamos al lector/lectora a conocer, entender y analizar.

El 11 de septiembre de 2001 es un ejemplo de un shock al amparo del cual se justificó la guerra contra el terrorismo con la inmediata pérdida de derechos “por la seguridad de todos”. Actualmente Milei en Argentina aplica esta Doctrina del Shock para “suavizar” y manipular el impacto que tendrá el retroceso argentino hacia políticas ultraliberales.

En México, un grupo de políticos echados del poder en la elección del 2018, en alianza con los medios de comunicación corporativos continúan aplicando la Doctrina del Shock, aunque cada vez con menos resultados a su favor.

La baja en el impacto de la metodología de la Doctrina del Shock tiene explicación: la pulverización de las audiencias en el espectro mediático, producto de los ecosistemas digitales, así como la enorme pérdida de credibilidad de la estructura de medios corporativos difumina los efectos del shock artificial.

A pesar de ello, aún las clases medias urbanas (un 30% de la población nacional), por múltiples razones, son el objetivo central de las construcciones narrativas amparadas en la Doctrina del Shock. Una minoría que ignora (o ha decidido ignorar) este complejo sistema de operación multimediática.

Si usted es usuario del sistema de telefonía celular de Carlos Slim recibirá más de una vez al día un mensaje de noticias –irrelevantes la mayoría- cuya redacción (lea con cuidado) apuesta a que usted genere sentimientos de angustia por un asunto que tal vez no le compete ni afecta directamente pero que lo pone “nervioso” pues no le explican a qué se refiere.

El nuevo shock es el agua, colocado artificialmente en la opinión pública y con fecha de caducidad el día cercano a las elecciones del 2 de junio de 2024. Se está calentado la arena y a partir del 1 de marzo, fecha de inicio formal de las campañas electorales, subirá la escalera de la fama para ser el agua el tema central del discurso electoral.