¿Qué tipo de sociedad necesitan la empresa familiar? 

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La pregunta sobre si merece la pena vivir en una sociedad sin valores es compleja y subjetiva, ya que depende de cómo se define y se percibe la noción de “valores” y cómo estos se aplican en una sociedad determinada.

Los valores son principios éticos, morales y culturales que guían el comportamiento y las decisiones de los individuos y de la comunidad en su conjunto. Son fundamentales para el funcionamiento armonioso y el desarrollo sostenible de una sociedad. Cuando los valores se desvanecen o se descuidan, pueden surgir una serie de problemas sociales y éticos que afectan la calidad de vida de las personas y la cohesión social.

Vivir en una sociedad sin valores podría implicar una falta de respeto hacia los derechos humanos, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la honestidad, la tolerancia y otros principios fundamentales. Esto podría conducir a situaciones de injusticia, corrupción, discriminación, desigualdad y falta de confianza en las instituciones y en los demás.

El mundo de la empresa familiar bien sea pequeña, mediana, grande, unipersonal, antigua, o nueva, forma parte de la sociedad y recogen esos valores en su esencia fundacional, independientemente del país donde hayan sido creadas. 

La familia juega un papel fundamental en la construcción y transmisión de valores a lo largo de las generaciones. Desde una edad temprana, los miembros de la familia, especialmente los padres y los cuidadores, son los principales modelos y educadores de los niños en lo que respecta a los valores morales, éticos , culturales y empresariales.

Hay varias razones por las cuales la familia es importante en la construcción de valores, base de las decisiones empresariales:

Modelo para seguir: Los padres y otros miembros de la familia son los primeros modelos a seguir para los niños. A través de sus acciones, comportamientos y actitudes, los niños aprenden sobre el respeto, la empatía, la honestidad, la integridad,  la responsabilidad y otros valores importantes.

Comunicación y enseñanza: La familia proporciona un entorno en el cual se pueden discutir y enseñar valores de manera directa. Las conversaciones sobre lo que está bien y lo que está mal, así como las explicaciones sobre por qué ciertos valores son importantes, ayudan a los niños a comprender y internalizar estos principios.

Experiencias compartidas: Las experiencias compartidas en el seno familiar, como celebraciones, tradiciones, y momentos de dificultad y superación, también son oportunidades para transmitir valores y fortalecer los lazos familiares.

Apoyo y orientación: La familia proporciona un sistema de apoyo emocional y orientación que ayuda a los niños a enfrentar desafíos y tomar decisiones éticas en su vida cotidiana.

Cultura y tradición: Muchos valores están arraigados en la cultura y las tradiciones familiares. La transmisión de estas costumbres y valores de generación en generación ayuda a preservar la identidad cultural y fortalecer el sentido de pertenencia y cohesión familiar.

Es importante destacar que la familia no es el único agente social en la construcción de valores. La escuela, los amigos, la comunidad y los medios de comunicación también desempeñan roles importantes en la formación de los valores de una persona. Sin embargo, la influencia de la familia es única y profunda debido a la naturaleza íntima y continua de las relaciones familiares.

En resumen, la familia es un pilar fundamental en la construcción de valores, proporcionando un ambiente de aprendizaje, apoyo y transmisión de principios éticos y morales que son fundamentales para el desarrollo de individuos y sociedades saludables y dotan a la empresa familiar de una estructura que pasa de generación en generación.

Sin embargo, es importante señalar que la percepción de la falta de valores en una sociedad puede variar según el contexto cultural, político y socioeconómico. Lo que puede considerarse como una falta de valores en una cultura puede ser visto de manera diferente en otra.

Por otro lado, es importante reconocer que ninguna sociedad es perfecta y que todos los sistemas de valores tienen sus desafíos y contradicciones. Además, los valores no son estáticos y pueden evolucionar con el tiempo a medida que la sociedad cambia y se adapta a nuevas realidades.

En última instancia, la cuestión de si merece la pena vivir en una sociedad sin valores es un llamado a la reflexión sobre la importancia de cultivar y promover principios éticos y morales que fomenten el bienestar común y la dignidad humana. Es responsabilidad de todos los ciudadanos y líderes trabajar juntos para construir una sociedad que refleje y promueva los valores que consideramos fundamentales para una convivencia armoniosa y justa.