Poderoso caballero es Don Dinero

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Todas las empresas, empresarios y trabajadores afrontamos en la primera mitad del año el pago de los impuestos, acciones que siempre impactan en las economías mundiales y personales. Hay frases que han definido lo que significa los impuestos para los Estados, como por ejemplo Ronald Reagan, presidente de EEUU quien decía que “la visión del Gobierno sobre la economía se podría resumir en unas pocas frases cortas: si se mueve, ponle impuestos; si se sigue moviendo, regúlalo. Y si deja de moverse, subsídialo”. O frases que han definido lo que significa el comunismo con Karl Marx hablando sobre “la única una manera de matar al capitalismo: con impuestos, impuestos y más impuestos”. Dos visiones antagónicas de enfocar el pago de impuestos, una como impulso a la creación de riqueza y otro para incentivar el control público. 

Pagar impuestos puede ser beneficioso para impulsar la economía por varias razones y siempre bajo la premisa de justicia, la equidad, la eficiencia y la simplicidad, asegurando que todos contribuyan en función de su capacidad de pago y de generación de riqueza de manera justa al financiamiento de los bienes y servicios públicos esenciales

  1. Financiamiento de servicios públicos: Los impuestos permiten al gobierno financiar servicios esenciales como la educación, la salud, la infraestructura y la seguridad. Estos servicios son fundamentales para el bienestar de la población y para el funcionamiento eficiente de la economía.
  2. Redistribución de la riqueza: A través de los impuestos, especialmente los progresivos, el gobierno puede reducir las desigualdades económicas. Esto se logra al redistribuir ingresos de las personas y empresas más ricas hacia las más pobres mediante programas sociales, lo cual puede estimular la demanda agregada al incrementar el poder adquisitivo de las personas de bajos ingresos.
  3. Estabilidad macroeconómica: Los impuestos pueden ser una herramienta para regular la economía. En tiempos de recesión, el gobierno puede reducir impuestos o aumentar el gasto público para estimular la economía. En tiempos de inflación, puede hacer lo contrario para enfriar la economía.
  4. Incentivos económicos: La política fiscal puede ser usada para incentivar comportamientos económicos deseables, como la inversión en investigación y desarrollo, energías renovables o actividades caritativas, mediante deducciones fiscales y créditos.
  5. Infraestructura y desarrollo: Los impuestos financian la construcción y mantenimiento de infraestructura pública como carreteras, puentes y aeropuertos, que son vitales para el comercio y el desarrollo económico. Una buena infraestructura reduce los costos de transporte y mejora la eficiencia económica.
  6. Estabilidad social: Un sistema fiscal bien diseñado puede ayudar a mantener la cohesión social, reduciendo las tensiones derivadas de la desigualdad económica. Esto puede contribuir a un entorno económico más estable y predecible, lo cual es beneficioso para la inversión y el crecimiento.

No obstante, también es importante reconocer que la eficiencia y efectividad del sistema fiscal dependen de una buena gestión gubernamental y de políticas fiscales bien diseñadas. Los impuestos excesivamente altos o mal estructurados pueden desincentivar la inversión y el trabajo, y si el gobierno no gestiona los recursos de manera eficiente, los beneficios esperados podrían no materializarse.

En conclusión, pagar impuestos es positivo para impulsar la economía siempre y cuando estos se utilicen de manera eficiente y equitativa para financiar servicios públicos, promover la estabilidad económica, reducir desigualdades y mejorar la infraestructura y el desarrollo.

Como dice el profesor Carlos Rodriguez Braun, la redistribución no es de ricos a pobres sino de grupos desorganizados a grupos organizados” y la mayor parte de las veces los contribuyentes vemos como los Estados y las instituciones gestionan de forma inadecuada la carga impositiva y la gestión de impuestos.

La informalidad y la evasión de impuestos son problemas significativos en muchos países, especialmente en economías en desarrollo. La informalidad se refiere a actividades económicas que no están reguladas por el gobierno y, por lo tanto, no pagan impuestos ni contribuyen a la seguridad social. Aquí hay una visión general de las tasas de informalidad donde la gente no paga impuestos en diferentes regiones del mundo: 

  • En muchos países africanos, la informalidad es extremadamente alta. En promedio, la economía informal representa entre el 50% y el 60% del PIB en varios países del continente. Ejemplos específicos incluyen Nigeria y Kenia, donde las tasas de informalidad pueden superar el 60%.
  • En América Latina, la economía informal es también muy significativa. Las tasas de informalidad pueden variar entre el 30% y el 60% de la fuerza laboral. Países como Perú, Bolivia y Guatemala tienen algunas de las tasas más altas de informalidad laboral, a menudo superando el 70%.
  • La informalidad es alta en muchas economías asiáticas, especialmente en el sur y sudeste asiático. En países como India, Bangladesh y Pakistán, la economía informal puede representar más del 80% del empleo total. En el sudeste asiático, países como Indonesia y Filipinas también muestran tasas de informalidad superiores al 50%.
  • En Europa del Este y Asia Central, las tasas de informalidad son más bajas en comparación con otras regiones mencionadas, pero siguen siendo significativas, con cifras que oscilan entre el 20% y el 40%. Países como Ucrania y Georgia presentan niveles considerables de informalidad económica.
  • La informalidad también es alta en esta región, con tasas que varían entre el 30% y el 60% de la economía total. Países como Egipto, Marruecos y Túnez tienen economías informales muy significativas.

La informalidad y la evasión de impuestos son problemas complejos que afectan a muchos países, especialmente aquellos en desarrollo. Abordar estos problemas requiere un enfoque integral que incluya reformas regulatorias, incentivos económicos y mejoras en la infraestructura y la administración pública. Cada país tiene sus propios desafíos y contextos específicos, por lo que las soluciones deben adaptarse a las circunstancias locales.

Como decían los sabios romanos, “ Imperium sine vectigalibus, non potest”   , un Imperio( Estado) sin impuestos no puede existir.