
El aumento de la suplantación de identidad digital pone en evidencia la obsolescencia de métodos como el rastreo por IP y correo electrónico, mientras los ciberdelincuentes aprovechan la inteligencia artificial para sofisticar sus ataques.
México vive una escalada sin precedentes en fraudes digitales. De acuerdo con el informe A Year in Fraud 2024, elaborado por la firma de tecnología Unico México, los intentos de suplantación de identidad digital crecieron un 84% en el último año, revelando la fragilidad de los métodos tradicionales para combatir esta amenaza.
El reporte, que analiza miles de interacciones digitales en sectores financieros, de servicios y tecnología, advierte que los mecanismos convencionales de verificación —como la validación por correo electrónico o el rastreo por dirección IP— han perdido efectividad ante el avance técnico de los fraudes. En particular, la detección por IP se desplomó de 6.9% en 2023 a apenas 3.9% en 2024, mientras que la verificación por correo cayó un 13% en precisión.
“El problema no es solo la cantidad, sino la sofisticación. Hoy hablamos de identidades falsas generadas con inteligencia artificial, con documentos digitales falsificados que simulan una realidad imposible de distinguir a simple vista”, declaró Ricardo Saponara, especialista en prevención de fraudes de la empresa SAS, en entrevista para NotiPress.
La frecuencia con la que los ciberdelincuentes intentan vulnerar una empresa también aumentó: cada uno realiza en promedio un 63% más de intentos que el año anterior, lo que refleja un entorno más agresivo y profesionalizado. Además, se registró un incremento del 49% en el uso de identidades sintéticas, muchas de ellas creadas a partir de bases de datos filtradas o vendidas en la dark web.
Uno de los hallazgos más preocupantes es que el 31% de los usuarios que experimentan un fraude digital optan por abandonar el producto o servicio, lo que representa una pérdida directa en términos de confianza, fidelización y reputación para las marcas. Este dato, más allá de las implicaciones económicas, pone de relieve la importancia de la experiencia del cliente como un frente de defensa crítico.
La situación mexicana refleja una tendencia más amplia en América Latina, donde según un informe de la Asociación Latinoamericana de Ciberseguridad (ALACSI), los delitos digitales crecieron en promedio un 72% durante el mismo periodo. El uso de deepfakes, bots conversacionales y herramientas de machine learning para automatizar ataques masivos son parte del nuevo arsenal de los cibercriminales.
Ante este panorama, los expertos coinciden en que la única forma de contrarrestar el avance del fraude digital es mediante la implementación de tecnologías de verificación biométrica en tiempo real, inteligencia artificial predictiva y esquemas de colaboración interinstitucional. “No se trata solo de reaccionar, sino de anticiparse. Las empresas que no inviertan en ciberseguridad inteligente están condenadas a ser vulnerables”, advirtió Saponara.
Desde Unico México se subraya la urgencia de adoptar un enfoque integral que combine innovación tecnológica con cultura digital preventiva, tanto en las organizaciones como en los usuarios. El desafío no es menor: el fraude digital ya no es solo una amenaza informática, sino un riesgo sistémico que puede comprometer la estabilidad económica y la seguridad de millones.