

En el mundo de los negocios y el trabajo, existen diferentes perfiles que determinan la forma en que las personas afrontan los desafíos económicos y laborales. Entre ellos, destacan tres figuras clave: el empresario, el emprendedor y el superviviente. Aunque a menudo se usan indistintamente, cada uno tiene características propias que los diferencian. Vamos a analizar sus principales diferencias y comportamientos considerando que cada país, cada ciudad, cada pueblo tiene un contexto distinto a la hora de crear, de invertir y de construir empresas.
El empresario es aquella persona que gestiona y dirige un negocio establecido con el objetivo de maximizar beneficios y consolidar su posición en el mercado. Puede haber fundado la empresa o haberla adquirido, pero su enfoque está en la optimización de recursos y la expansión. Un empresario/a busca la estabilidad y el crecimiento a largo plazo, gestiona riesgos de manera calculada, se enfoca en la eficiencia y en la mejora continua del negocio, cuenta con estructuras y equipos consolidados y su meta es la rentabilidad sostenida y la consolidación del mercado.
“Creo que es posible que la gente normal elija ser extraordinaria.” Elon Musk sugiere que un empresario es alguien que, con determinación y visión, trasciende lo ordinario para lograr cosas excepcionales, a menudo asumiendo grandes riesgos.
La personalidad, el liderazgo y la trayectoria de cada persona construye una imagen del empresario diferente que podemos identificar en el reino animal: desde el “León” quien representa al líder dominante y agresivo, que busca el control del mercado y no teme a la competencia, el “Zorro” quien simboliza al empresario astuto e innovador, capaz de adaptarse rápidamente a los cambios y encontrar oportunidades en donde otros ven problema, la “Hormiga” quien representa al empresario trabajador y metódico, que construye su éxito a largo plazo a base de esfuerzo y planificación, el “Águila” quien es el visionario, capaz de ver más allá de los demás y anticiparse a las tendencias del mercado o el “Tiburón” quien simboliza al empresario agresivo y competitivo, que no duda en tomar decisiones difíciles para asegurar su crecimiento.
En economías avanzadas como Estados Unidos y Alemania, los empresarios cuentan con acceso a mercados financieros sólidos y políticas de apoyo a la innovación. En cambio, en países en desarrollo, como India y Brasil, la burocracia y la falta de financiamiento pueden ser barreras significativas para la consolidación de empresas.
El emprendedor es aquel que identifica oportunidades de negocio y toma la iniciativa para convertir una idea en una empresa, lo que hoy denominamos “startup”. Su espíritu innovador y su capacidad de asumir riesgos lo diferencian de un empresario tradicional. Tiene una visión creativa e innovadora, no teme asumir riesgos altos en busca de nuevas oportunidades, suele iniciar proyectos desde cero, con recursos limitados, se adapta rápidamente a los cambios del mercado y su enfoque está en la disrupción y el crecimiento rápido.
En caso de que su proyecto sea exitoso, pasa a convertirse en empresario, con algunas claves que marcan esa evolución: construir una estructura sólida del negocio, formalizando procesos internos, creando organigramas y definiendo roles claros dentro de la empresa. Además, delegando responsabilidades, construyendo un equipo sólido que permita al fundador enfocarse en la expansión y no solo en la operación diaria. Tiene que buscar financiamiento externo para poder acceder a inversionistas, créditos o subvenciones que permitan el crecimiento del negocio. Y sobre todo cambiar la mentalidad de corto plazo y supervivencia a una visión de estabilidad y escalabilidad, ampliando mercados, explorar nuevas oportunidades de expansión, ya sea mediante franquicias, internacionalización o diversificación de productos y servicios. Lo que llamaríamos profesionalizar la empresa asegurando su cumplimiento legal y fiscal.
Hacer esta transición requiere una mentalidad orientada a la sostenibilidad del negocio y a la gestión eficiente de los recursos. En países como Israel y Estados Unidos, el ecosistema de startups es altamente dinámico gracias a incentivos fiscales y acceso a capital de riesgo. En cambio, en Hispanoamérica, aunque el emprendimiento ha crecido, muchos emprendedores enfrentan dificultades por la falta de apoyo gubernamental y financiero.
Y, por último, el superviviente es aquel que trabaja por necesidad y se enfoca en generar ingresos suficientes para mantenerse a flote. No busca la expansión ni la innovación, sino la estabilidad económica inmediata. Su motivación principal es la subsistencia económica. No tiene una estrategia a largo plazo. Suele operar en sectores de baja barrera de entrada (pequeños comercios, trabajos informales, autoempleo). Se enfrenta constantemente a la incertidumbre financiera. No busca necesariamente innovar, sino asegurar ingresos constantes.
En economías emergentes como México o Brasil, el número de trabajadores informales y pequeños negocios de supervivencia ha aumentado debido a la falta de oportunidades laborales formales. En países con economías estables como Canadá o Suecia, los sistemas de bienestar social reducen la necesidad de trabajos de supervivencia, aunque existen nichos de autoempleo, impulsados por los procesos migratorios que han importado a los países desarrollados la informalidad y el autoempleo.
Pasar de superviviente a emprendedor y luego a empresario es un camino desafiante que requiere determinación, aprendizaje y acceso a recursos adecuados. Si bien es un proceso difícil, no es imposible. Muchas personas han logrado avanzar desde la supervivencia hasta el éxito empresarial con esfuerzo, estrategia, persistencia y algo de fortuna.
Hay obstáculos y factores clave en esta transición tales como que muchos supervivientes carecen de fondos para invertir en un negocio, por lo que necesitan estrategias de financiamiento alternativas, también necesitan adquirir conocimientos sobre gestión empresarial, marketing y finanzas para evolucionar, necesitan contar con una comunidad de apoyo y mentores facilita la transición hacia el emprendimiento y el crecimiento empresarial, necesitan cambiar la mentalidad de solo subsistir a buscar oportunidades de expansión y desarrollo y sobre todo formalizar y legalizar su emprendimiento para poder crecer y tener acceso a nuevos mercados.Si bien empresario, emprendedor y superviviente pueden compartir ciertas similitudes, sus objetivos, estrategias y niveles de riesgo son distintos. El empresario se centra en la gestión y el crecimiento de un negocio consolidado, el emprendedoren la innovación y la creación de nuevas oportunidades, y el superviviente en la estabilidad económica diaria. Comprender estas diferencias y su evolución en distintos países es clave para identificar en qué categoría nos encontramos y qué camino queremos seguir en el mundo laboral y empresarial.