¡Se acabaron las excusas!

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Abril llega con una energía que permitiría escribir un libro titulado: “El monje que, en vez de vender su Ferrari, se subió a él y salió pitando”. Y es que el cielo ya no quiere más pausas: quiere movimiento.

Vamos a desgranar este momento astrológico, pero antes de empezar, dejadme hacer un inciso didáctico: en astrología, cuando decimos que un planeta está directo, es que desde la perspectiva terrestre su movimiento es hacia adelante, indicando que su energía fluye de forma fluida y expresada hacia el exterior. Por otro lado, cuando decimos que un planeta está retrógrado, es que parece moverse hacia atrás en el cielo, y simboliza una energía más introspectiva, reflexiva o retardada.

Pues bien, a partir del 12 de abril, todos los planetas estarán directos. ¡Todos! Desde octubre de 2024 hemos estado lidiando con retrogradaciones por aquí y por allá: Urano, Júpiter, Marte, Venus y, como no, Mercurio. Este desfile de planetas retrógrados nos ha estado obligando a mirar hacia adentro y reevaluar. Todo parecía ir muy lento, costaba avanzar. Pero ahora el universo nos abre la pista. Ya hicimos introspección… ahora toca actuar.

Se suma aquí un cambio sutil pero poderoso: el eje nodal ya no está en Aries–Libra, sino que desde enero de 2025 ha pasado a Piscis–Virgo. ¿Qué implica esto? Que el crecimiento y el karma colectivo se mueven ahora entre la espiritualidad y el servicio, entre la fe y el sentido práctico. Una especie de “a Dios rogando y con el mazo dando” cósmico… Toca aprender a confiar, pero también a discernir. Soltar el control mental, pero sin autoengañarnos.

Pero el gran protagonista del momento es Neptuno, que entra en Aries, por primera vez en más de 160 años. Tras 14 años en las aguas piscianas, el planeta de la espiritualidad y la imaginación ahora se calza las botas de combate y nos pide que nuestros ideales no solo se sueñen… se vivan. Se acabó el esconderse tras el incienso: ahora toca encender el alma y ponerse en marcha

Eso sí, el cielo nos empuja con una mano, pero pide calma con la otra: el 7 de abril, Mercurio arrancó directo, pero estará en sombra post-retrógrada hasta el 25 de abril. Eso quiere decir que, aunque las cosas van a fluir mejor, aún estaremos cerrando temas del pasado, recuperando conversaciones pendientes y reencontrándonos con “mensajes fantasma”.

¿Cómo navegar esta energía?

Actúa con propósito. Aries quiere moverse, Neptuno quiere conectar. Es un gran momento para iniciar proyectos creativos con alma. Da el primer paso hacia eso que tu corazón te viene susurrando… o gritando a pleno pulmón.

Ojo con las fantasías místicas. Neptuno puede llevarnos a idealizaciones extremas. Antes de dejarlo todo para largarte a Taití para hacer collares de macarrones, asegúrate de que no sea una excusa para huir de lo que no quieres enfrentar.

Comunica con claridad. Mercurio aún anda somnoliento. Revisa bien los correos, los contratos y los audios a las 2 a.m. —sí, esos que “mandaste sin querer”…

Sueña, pero con los pies en la tierra. Neptuno en Aries puede inspirarte… o quemarte si vas a lo loco. Si algo te abruma, no apagues el sueño: solo baja el ritmo.

Así que, mis queridos lectores, se acabó esperar “el momento perfecto”. El cielo está en verde, el motor está encendido y el alma lista. Afina tus ideales, ajusta tu brújula interna y… ¡adelante! Porque este mes, la espiritualidad se pone en movimiento.

¿Te vas a subir al Ferrari o te quedarás mirando desde la acera?

Claudia Romera

Astro-logikas.com